El hombre en el trabajo. Gestor, garante y destinatario de la producción.

Síntesis:
El hombre no es un aparato, no somos, y guardémonos de serlo, transformables por intervención tecnológica, porque jamás un hombre será plenamente abarcable por la tecnología, debido a que el hombre tiene espíritu, emoción, sentimiento, decisión, indecisión, pasión, debilidad, fortaleza, impulso, pulsión, demasiados aspectos que no se pueden calcular matemáticamente, y no habrá jamás algoritmo alguno que pueda volver humana a ninguna tecnología.

La naturaleza humana es compleja. Y como tal requiere la interdiciplinariedad para comprender al hombre, porque como el hombre es un ser social y por tanto vive en relación, muchos aspectos de su ser intervienen en las relaciones y en los procesos sociales, políticos, familiares, organizativos, productivos y educativos.

A pesar de que en este tiempo cultural actual, desde la era industrial y el capital, pasando al corporativismo y la aglomeración del poder en cada vez menos centros de decisión, a pesar del anonimato de los responsables, del gerenciamiento con exigencias despiadadas, de la búsqueda, adquisición y promoción de tecnología para lograr records de productividad que parecen justificar cualquier medio y cualquier consecuencia, el hombre es el responsable.

Es el responsable, y el único capaz de detenerlo todo, si quisiera. Y si no lo hace por responsable, lo hará por irresponsable.

En nuestra Argentina caudillista y corrupta, carente de educación en los valores, con un tejido social destramado, con una cultura del trabajo desvalorizada, con una cultura del trabajo en equipo despreciada, con una proyección del imaginario colectivo del éxito fácil y rápido, con una capacidad de reflexión mermada por falta de ejercicio de crítica, análisis y síntesis, es un desafío de envergadura capacitar a toda una empresa para la comprensión del hombre -en relación laboral de equipo responsable- como gestor, garante y destinatario de la productividad.

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